viernes, 9 de febrero de 2018

Pamela Colman Smith, en trance



Estamos en el año 1907, en una pequeña galería de arte de Nueva York suena un piano, el público en silencio absoluto espera el contacto con el más allá, una mujer algo estrafalaria con aires orientales y mirada turbia comienza a dibujar trazos y colores impulsada por la música en una especie de trance artístico, se corta la tensión de los visitantes entre el miedo y la fascinación, es Pamela Colman Smith, la ilustradora esotérica, otros miembros de la Golden Dawn como ella, contribuyen a crear el clima de misterio en  solemnidad. De pronto cae exhausta, como si la presencia acabara de salir de su cuerpo, un murmullo y un aplauso final. El show ha terminado. 

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Pero ¿Quién es esta mujer? ¿Es una médium en tiempos de ocultismos y ouijas, una sinestésica de la época de las seudo ciencias, o la actriz perfecta para el arte de sociedad? Tal vez sólo, que no es poco,  una gran ilustradora.

UNA VIDA DE TEATRO Y OCULTISMO

Pamela Colman Smith (Pixie) nació en Londres en 1878m  aunque durante su vida pasó periodos en Brooklin, New York y Jamaica, debido a la profesión comercial de su padre. Hay que señalar que sus dos pasiones, el arte y el ocultismo ya se habían mostrado en algunos miembros de su familia, su tía y su abuela eran pintoras (recordemos que son años en los que era habitual formar en artes a las jóvenes para que contaran con más cualidades a la hora de encontrar marido, y porque amenizaban con gracia los encuentros sociales) y su madre era una gran aficionada al ocultismo que comienza a tomar fuerza a finales del siglo XIX.

Añadamos a esto que al padre de Pamela le trasladan cuando era niña a Jamaica, tierra misteriosa, donde su nany nativa la introduce con sus historias en el esoterismo, la magia negra y los demonios, sobre todo le habla de Anansi (la araña), el demonio que salva, cuyas historias comenzará Pamela a dibujar y publicaría más tarde al regresar de Africa en el libro Annancy Stories.

A los 15 años regresa a Londres para estudiar artes en el Pratt Institute, donde la formación era específica para ilustrar historias, y destaca enseguida por un gran talento maduro en las artes aplicadas, su estilo está cargado además de romanticismo que evolucionaría hasta el simbolismo tan admirado en esos primeros años del siglo XX. De esta época son sus libros de hadas Widdicombe Fair and Fair Vanity.


Alrededor de los 20 años pierde relativamente seguidos a sus dos progenitores, y es tutelada por el director del Teatro del Liceo, Henry Irving, allí también nacerá su gran amistad con la actriz Ellen Terry y el autor Bram Stoker, sí, el mismo, el de Drácula. Para él ilustrará  The Illustrated Verses of William Butler Yeats y también La guarida del Gusano Blanco. En esta Compañía viaja por el mundo trabajando en decorados, vestuario y puesta en escena.
 

En este ambiente de magia, teatro y farándula, no es de extrañar que Pamela se interesara por una orden esotérica la Golden Down en la que conoce al ocultista estadounidense Arthur Edward Waite, creador del tarot Rider-Waite, quien encarga a Pamela la ilustración de las 78 cartas del Tarot, este tarot en sus muchas reproducciones y versiones es el que conocemos (los que sean aficionados a echarse las cartas, claro) en la actualidad. En estas cartas trabajó Pamela con gran inspiración intentando entender, y sobre todo sentir, cada representación de una manera profunda y elaborada, como esencia del verdadero esfuerzo de la ilustración.
A través de sus muchos conocidos artistas y también ocultistas se mueve por el ambiente artístico con gran éxito, incluso realiza una muestra en la Galería de Arte 291, su propietario Alfred Stieglitz estaba maravillado con su sensibilidad sinestésica (la de pintar la música en una especie de trance) y exhibió las láminas resultantes de estas visiones en 1908.
 
A pesar de esta vida de farándula y misterio debemos destacar que su trabajo fue respetado y de gran talento y calidad, lanzó además en 1903 su propia revista bajo el título de The Green Sheaf (El Haz Verde) con artículos y colaboraciones de los grandes autores de la época. Y en 1909 se hizo miembro de Suffrage Atelier donde aportó numerosos trabajos en carteles y postales a la lucha por el sufragio de las mujeres.
Poco sabemos de su vida personal. No se  casó y tampoco se le conoce ninguna relación sentimental, tras su época de esplendor en los años 20 fue perdiendo protagonismo y sobrevivió a duras penas con una herencia casual, hasta morir en 1951 en una total pobreza.


Suponemos que su espíritu artista, teatrero y esotérico, si alguna noche escucha una música lejana, salte de sus tumba en el cementerio de Bude, Cornwall y en un arrebato garabatee ella misma los muros como recuerdo a sus momentos más vividos.
Que no te olviden, Pamela.

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