Estamos en el año 1907, en una
pequeña galería de arte de Nueva York suena un piano, el público en silencio
absoluto espera el contacto con el más allá, una mujer algo estrafalaria con
aires orientales y mirada turbia comienza a dibujar trazos y colores impulsada
por la música en una especie de trance artístico, se corta la tensión de los
visitantes entre el miedo y la fascinación, es Pamela Colman Smith, la
ilustradora esotérica, otros miembros de la Golden Dawn como ella, contribuyen
a crear el clima de misterio en solemnidad. De pronto cae exhausta, como si la
presencia acabara de salir de su cuerpo, un murmullo y un aplauso final. El
show ha terminado.
Pero ¿Quién es esta mujer? ¿Es
una médium en tiempos de ocultismos y ouijas, una sinestésica de la época de
las seudo ciencias, o la actriz perfecta para el arte de sociedad? Tal
vez sólo, que no es poco, una gran
ilustradora.
UNA VIDA DE TEATRO Y OCULTISMO
Pamela Colman Smith (Pixie) nació en Londres
en 1878m aunque durante su vida pasó periodos en
Brooklin, New York y Jamaica, debido a la profesión comercial de su padre. Hay
que señalar que sus dos pasiones, el arte y el ocultismo ya se habían mostrado
en algunos miembros de su familia, su tía y su abuela eran pintoras (recordemos que son años en los
que era habitual formar en artes a las jóvenes para que contaran
con más cualidades a la hora de encontrar marido, y porque amenizaban con gracia los encuentros sociales) y su madre era una gran aficionada al ocultismo que comienza a tomar fuerza a finales del siglo XIX.
Añadamos a esto que al padre de Pamela
le trasladan cuando era niña a Jamaica, tierra misteriosa, donde su nany nativa la introduce con
sus historias en el esoterismo, la magia negra y los demonios, sobre todo le habla de Anansi
(la araña), el demonio que salva, cuyas historias comenzará Pamela a dibujar y
publicaría más tarde al regresar de Africa en el libro Annancy Stories.
A los 15 años regresa a Londres para
estudiar artes en el Pratt Institute, donde la formación era específica para
ilustrar historias, y destaca enseguida por un gran talento maduro en las artes aplicadas, su estilo está cargado además de romanticismo que evolucionaría hasta el simbolismo tan
admirado en esos primeros años del siglo XX. De esta época son sus libros de
hadas Widdicombe Fair and Fair Vanity.
Alrededor de los 20 años pierde
relativamente seguidos a sus dos progenitores, y es tutelada por el director
del Teatro del Liceo, Henry Irving, allí también nacerá su gran amistad con la actriz
Ellen Terry y el autor Bram Stoker, sí, el mismo, el de Drácula. Para él
ilustrará The Illustrated Verses of
William Butler Yeats y también La guarida del Gusano Blanco. En esta Compañía
viaja por el mundo trabajando en decorados, vestuario y puesta en escena.
En este ambiente de magia, teatro y farándula, no es de
extrañar que Pamela se interesara por una orden esotérica la Golden Down en la
que conoce al ocultista estadounidense Arthur Edward Waite, creador del tarot Rider-Waite, quien encarga a Pamela la ilustración de las 78 cartas del
Tarot, este tarot en sus muchas reproducciones y versiones es el que conocemos
(los que sean aficionados a echarse las cartas, claro) en la actualidad. En
estas cartas trabajó Pamela con gran inspiración intentando entender, y sobre
todo sentir, cada representación de una manera profunda y elaborada, como esencia del verdadero esfuerzo de la ilustración.
A través de sus muchos conocidos artistas y también
ocultistas se mueve por el ambiente artístico con gran éxito, incluso realiza una muestra en la Galería de Arte 291, su propietario Alfred
Stieglitz estaba maravillado con su sensibilidad sinestésica (la de pintar la
música en una especie de trance) y exhibió las láminas resultantes de estas visiones en 1908.
A pesar de esta vida de farándula y misterio debemos
destacar que su trabajo fue respetado y de gran talento y calidad, lanzó además
en 1903 su propia revista bajo el título de The Green Sheaf (El Haz Verde) con
artículos y colaboraciones de los grandes autores de la época. Y en 1909 se
hizo miembro de Suffrage Atelier donde aportó numerosos trabajos en carteles y
postales a la lucha por el sufragio de las mujeres.
Poco sabemos de su vida personal. No se casó y tampoco se le conoce ninguna relación
sentimental, tras su época de esplendor en los años 20 fue perdiendo protagonismo
y sobrevivió a duras penas con una herencia casual, hasta morir en 1951 en una total
pobreza.
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