- Sé honesta. No utilices el feminismo en tus ilustraciones pensando que te promocionará porque está de moda y venderá más. Subirse al carro de acontecimientos dolorosos y sacar partido si no eres una ilustradora activista, de las de barricadas de verdad, al final se nota. Define quién eres sin crear un personaje que no seas tú, sea moderado o radical. Si eres conocida, con muchos seguidores, sé sincera con responsabilidad. Si eres tímida muéstra el feminismo sutilmente en tu trabajo diario. Hay sitio para todas las opciones.
- Practica el feminismo de “cercanías”. Siempre hay una cita con una empresa, un intercambio de ideas con un editor o un café con un cliente, donde puedes transmitir la igualdad de una manera convincente y original, para eso eres creativa. Tienes un mundo a tu alrededor para ayudar y convencer con tus ilustraciones, y si no con tu gracia y salero, aunque el trabajo no vaya de eso, es parte de tí misma y de tu arte.
- Medita los encargos e intenta transmitir a editores y clientes la correcta publicación de ilustraciones no sexistas. A veces no hay mala intención, sólo costumbre, se consigue más con maña que con fuerza, y cuando ya estás metida dentro (Caballo de Troya)
- Piensa que en ocasiones trabajarás para el mundo infantil y tus dibujos, hasta en los pequeños detalles, pueden transmitir muchísimo. No olvides nunca que otras opciones de género, raza, cultura… también merecen ser tratados e ilustrados en igualdad.
- No demonices todo lo masculino. Sé dura con los machistas pero apóyate en los hombres feministas: editores, escritores, clientes… que cuentan con mujeres y creen en sus derechos con gran respeto. De hecho me consta que hay muchos editores que prefieren trabajar con mujeres. Complicidad en lugar de tensiones.
- Impulsa a otras mujeres. Síguelas, hazlas favoritas, comparte sus blogs y promociona sus obras, a las consagradas y a las nuevas, si te gustan ensálzalas con entusiasmo.
- No des prioridad a los hombres ilustradores en los liderazgos sin meditarlo. Es algo que tenemos en nuestro ADN casi por instinto patriarcal, pero debemos ser objetivas eligiendo nuestros representantes, presidentes de asociaciones o profesores de cursos y valorar solo los contenidos y discursos, no buscar siempre el “maestro varón”. Apoya a la que quiera ser jefa si lo vale.
- Ganar dinero como ilustradora y ser feminista no es fácil. La decisión de rechazar un trabajo por ideología es tuya y no debe juzgarse la decisión porque hay que comer, pero sí puedes resaltar en la presentación del proyecto aquello que no veas correcto, cada granito de arena sirve.
- Utiliza el sentido del humor ante el machismo. Encontraremos mucho discurso facilón de los que dan mucha pereza en algunas personas, el ingenio es parte de nuestra profesión y muestra nuestra inteligencia y rapidez de respuesta ante los argumentos ya cansinos.
- Asume que en ciertos momentos elegirán a otra ilustradora por ser más guapa, saldrá en las revistas por ser más delgada o tendrá más oportunidades porque su marido tiene dinero, pero intenta no desmotivarte y seguir trabajando para que esas situaciones dejen de ocurrir. No juzgues a las mujeres que usan esas ventajas para triunfar, no conoces sus circunstancias, tú a lo tuyo y alégrate por el triunfo femenino ajeno.
- Sigue a las ilustradoras feministas más expresivas y críticas y también crea debate en tu “kilómetro cero” con amigos de sobremesas sobre aquello en lo que estés trabajando, así tendrás ideas desde varias perspectivas reales. No toda la verdad está en las redes ni en el salón de tu casa.
- Explora los escenarios, es fácil lanzar ilustraciones feministas y agradar a las feministas en los habitats feministas, pero si te toca ilustrar en campo enemigo puedes rechazarlo o... ¿Qué tal si aprovechas el espacio hostil para ir sembrando?
Y sobre todo: Cree en lo que haces, cree en tus derechos (para ti y para todas) y créete como mujer.
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